lunes, 6 de octubre de 2008

¿A quién llamarías a las tres de la mañana en España?

El general es la salvaguardia del estado. Si la salvaguardia es completa, el estado seguramente será fuerte. Si la salvaguardia se agrieta, el estado seguramente será débil


Los acontecimientos económico-financieros se están desarrollando a tal velocidad que cuando queremos ponernos a escribir sobre un tema rápidamente hay que saltar a otro. En los últimos días hemos visto cómo se anunciaba el final del capitalismo, o la necesaria ‘refundación del sistema financiero’.
El presidente francés Sarkozy ha convocado este fin de semana (4-5 de octubre) una reunión de los países europeos del G-8 para buscar una posición conjunta de la UE ante las ‘turbulencias’ del sistema financiero, que cada día se parecen más a una caída en picado. La reunión ha demostrado que la UE es una entelequia en cuanto las cosas se ponen feas, y también quienes son los que realmente cuentan a la hora de tomar decisiones: España no es uno de ellos por mucho que nos empeñemos. Nueva lección de la diplomacia francesa que nos debería hacer pensar sobre nuestro papel y nuestros aliados dentro de la Unión.
Pero lo que más nos ha gustado de este fin de semana ha sido un artículo de Paul Krugman publicado en El País. En él se pregunta a cuál de los dos líderes, Obama o McCain, le gustaría que llamasen a las tres de la madrugada para, como presidente de los Estados Unidos, buscar una solución a la crisis financiera. Esto le permite comparar los programas económicos de los dos candidatos y su posición ideológico-económica.
Eso mismo nos hemos planteado nosotros en el caso español. ¿A quién o a qué partido nos gustaría tener en el gobierno ante esta crisis económica? La respuesta en los siguientes párrafos.
Es cierto que el gobierno ha sido incapaz de reconocer la existencia de una crisis económica hasta que era evidente para todos salvo para él. ‘Leoncio’ Zapatero y ‘Tristón’ Solbes no parecen el mejor dúo para afrontar una crisis. Ni el primero, con su optimismo irracional que ha rayado en la osadía económica en algunas de sus actuaciones como los famosos 400€, ni y el segundo por la tristeza de su personalidad y forma de comunicar han sido muy eficaces a la hora de transmitir confianza a los mercados y los consumidores. Estos últimos a la vista de la incapacidad del gobierno para reconocer la gravedad de la situación económica han hecho algo muy español, sobrerreaccionar, haciendo caer la confianza hasta su mínimo histórico.
Pero aún así, hay que reconocerle al gobierno que ha actuado. Nos pueden gustar más o menos las acciones que ha acometido, nos puede parecer que quitarse la corbata no es una gran política energética, pero su capacidad de reacción ha estado ahí y ha puesto en marcha todas las medidas de política económica a su alcance.
Y mientras tanto ¿qué ha hecho el PP? Criticar, criticar y no aportar ninguna solución. No recordamos ni una sola vez en que el señor Rajoy o su equipo hayan aportado ideas para hacer frente a la crisis económica. Y cuando lo han hecho han sido las de siempre, reformas estructurales, es decir, despido libre, o de risa: le recordamos a la Sra. Saéz de Santamaría que España no tiene capacidad de actuación en política monetaria. El PP parece haber cambiado el terrorismo de la pasada legislatura por la economía en esta, pero sin haber variado su estrategia: todo está muy mal, todo es culpa del gobierno, y todo va a ir a peor si no nos votan a nosotros.
Hemos repetido varias veces en este blog lo que creemos que debe ser el principio básico para superar una crisis sin precedentes que va a alterar el modelo económico en el que hemos vivido: todos, gobierno, oposición, sistema financiero y ciudadanos debemos remar en la misma dirección. Esto es lo que han hecho en Estados Unidos, donde recordemos una propuesta de un presidente republicano ha sido aprobada con el apoyo mayoritario de los demócratas, y lo que pronto veremos en un buen número de países de la UE. Pero el PP sigue empeñado en abrir vías de agua. Recapaciten señores del PP, porque con esa actitud sería suicida que los españoles les concediésemos el timón. Sean sensatos y arrimen el hombro por el bien de todos.

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