Perdona a tus enemigos, pero jamás olvides su nombre. John Fitzgerald Kennedy, 1917-1963.
El pasado jueves, el Presidente de la Reserva Federal de los EEUU manifestó su preocupación por la crisis europea, en concreto por Italia y España, y dijo que si esos países son rescatados "algo que no digo que vaya a suceder" la UE debería realizar una sustancial contribución a su estabilización. No obstante, tampoco es que los norteamericanos estén mucho mejor, ya que se encuentran inmersos (en palabras de Paul Krugman) en la inquietante posibilidad de impago de la deuda estadounidense. En el mes de mayo pasado el techo de la deuda americana superó el límite legal de 14,29 billones de dólares.
Europa está sumida en una crisis de deuda. La media de la deuda pública europea está en torno al 80% del PIB, pero la situación difiere mucho entre países. ¿Por ejemplo, qué pasa en Italia? La economía italiana es la tercera de mayor peso en la eurozona, pertenece al G-7, equivale a más de un 17% del PIB comunitario y contiene uno de los mayores stocks de deuda pública en Europa, además de un grandísimo nivel de economía sumergida, igualado con Grecia por cierto. La deuda es de 1,89 billones, un 120% del PIB, muy superior a la española. El problema de Italia es espectacular: la subida de su prima de riesgo ha sido galopante en apenas dos semanas, superando la barrera psicológica de los 300 puntos y casi igualando la española.
En el país transalpino había, en 2010, 1.156.000 familias en situación de pobreza absoluta -más de tres millones de personas- con 8.272.000 residentes que sobreviven con menos de 500 euros al mes, según datos oficiales. El motivo está en un país que lleva más de una década con un crecimiento medio del PIB del 0,25%, situándose en medio de la tormenta perfecta: sin crecimiento y sin estímulos reales para hacer crecer su economía todo hace pensar que seguirá el camino de Grecia y Portugal. La M1 italiana ha bajado un 7% lo que indica una señal clara de recesión. Aunque el gobierno de Berlusconi ha intentando tranquilizar a los mercados con un ajuste de 79.000 millones de euros (reducción del gasto público y privatizaciones) hasta 2014, es fácilmente previsible pensar que no va a conseguir transmitir esa tranquilidad.
Y es que volvemos a insistir en que en la actualidad, con los animal spirits desatados, no existe una relación causa efecto entre las medidas fiscales y presupuestarias y esa soñada inmunidad ante los ataques especulativos de los mercados financieros. Esa economía vudú de la que habla el Premio Nobel Krugman es realmente un claro efecto vendedor de humo: la misma Alemania (o Francia) puede ser atacada, nada lo impide, dada su exposición a la deuda helena. Miren, según datos del BIS (Bank for International Settlements) la cuantía de la deuda griega (privada y pública) en manos de la banca extranjera llega a 103.889 millones de euros, de los cuales la banca europea tiene el 93% del total. La primera acreedora es la banca francesa, con más de 40.000 millones de euros (38,5%), seguida por la banca alemana con más de 25.000 millones de euros (24,7%) y a mucha distancia la británica con una exposición de casi 10.000 millones euros. Si hubiese una quita de la deuda griega, los bancos que serían más perjudicados serían BNP Paribas con 5.000 millones, seguido por Dexia SA, con 3.500 millones, el Commerzbank AG, con 3.000 millones , Societé Generale con 2.700 millones, ING Groep NV, con 2.400 millones y Deutsche Bank AG, con 1.600 millones, según un informe de Goldman Sachs. Los bancos españoles solo tienen una exposición de 600 millones.
Sin embargo, si fuera Portugal quien estuviera en el ojo del huracán el problema sería muy grave para España: la deuda externa portuguesa en manos de bancos españoles asciende a 64.838 millones de euros, el 42,6 % del total. España es el principal acreedor de Portugal, seguido de Alemania (27.473 millones de euros) y Francia (20.401 millones de euros de deuda lusa en sus balances).
El problema financiero de la vieja Europa se resume en una crisis de deuda (griega) que se ha llevado por delante a Irlanda y Portugal y persigue ahora a Italia y, en menor medida, a España. El futuro de la zona euro está en peligro en estos momentos. El Fondo Europeo de Estabilidad debería emplear parte de sus recursos (440.000 millones de euros) para ayudar al país heleno. Eso habrá de acordar el Eurogrupo en su próxima reunión. Grecia debe quedarse con una deuda asumible y la Unión Europea ha de lanzar un mensaje de unidad de acción.
Un último aviso a navegantes: si España supera la barrera de los 400 puntos en la prima de riesgo, la situación para la UE sería similar a la de Lehman Brothers en septiembre de 2008. La deuda española comenzó esta semana con una rentabilidad del 6,37% y la prima de riesgo superaba los 370 puntos básicos. Muy cerca de esa delgada línea roja que marcaría la intervención o el rescate de nuestro país. Lo que pasa es que España e Italia son demasiado grandes para ser intervenidos “oficialmente”.
Vivimos momentos de convulsión a nivel mundial, con gravísimos problemas aquí y al otro lado del Atlántico. En esta vieja Europa urge encontrar un camino que nos libere de los miedos irracionales, de la desconfianza, de esos factores que están detrás del comportamiento de inversores, financieros y especuladores. Como señala Robert Shiller: ¿acaso la elevada valoración del mercado se debe a una suerte de exuberancia irracional; es decir, al pensamiento positivo de los inversores que por sus mismas características les impide ver la situación real?. Porque en la comprensión e interpretación certera de las burbujas especulativas está el camino a seguir para adoptar las políticas económicas correctas. Los que sigan ese camino serán amigos del proyecto europeo y los que lo dificulten sus enemigos. Alemania y Ángela Merkel tienen la palabra, no vaya a ser que de tanto apretar el cuello a los demás no puedan respirar ellos.
© José A. Martínez y José L. Calvo
El pasado jueves, el Presidente de la Reserva Federal de los EEUU manifestó su preocupación por la crisis europea, en concreto por Italia y España, y dijo que si esos países son rescatados "algo que no digo que vaya a suceder" la UE debería realizar una sustancial contribución a su estabilización. No obstante, tampoco es que los norteamericanos estén mucho mejor, ya que se encuentran inmersos (en palabras de Paul Krugman) en la inquietante posibilidad de impago de la deuda estadounidense. En el mes de mayo pasado el techo de la deuda americana superó el límite legal de 14,29 billones de dólares.
Europa está sumida en una crisis de deuda. La media de la deuda pública europea está en torno al 80% del PIB, pero la situación difiere mucho entre países. ¿Por ejemplo, qué pasa en Italia? La economía italiana es la tercera de mayor peso en la eurozona, pertenece al G-7, equivale a más de un 17% del PIB comunitario y contiene uno de los mayores stocks de deuda pública en Europa, además de un grandísimo nivel de economía sumergida, igualado con Grecia por cierto. La deuda es de 1,89 billones, un 120% del PIB, muy superior a la española. El problema de Italia es espectacular: la subida de su prima de riesgo ha sido galopante en apenas dos semanas, superando la barrera psicológica de los 300 puntos y casi igualando la española.
En el país transalpino había, en 2010, 1.156.000 familias en situación de pobreza absoluta -más de tres millones de personas- con 8.272.000 residentes que sobreviven con menos de 500 euros al mes, según datos oficiales. El motivo está en un país que lleva más de una década con un crecimiento medio del PIB del 0,25%, situándose en medio de la tormenta perfecta: sin crecimiento y sin estímulos reales para hacer crecer su economía todo hace pensar que seguirá el camino de Grecia y Portugal. La M1 italiana ha bajado un 7% lo que indica una señal clara de recesión. Aunque el gobierno de Berlusconi ha intentando tranquilizar a los mercados con un ajuste de 79.000 millones de euros (reducción del gasto público y privatizaciones) hasta 2014, es fácilmente previsible pensar que no va a conseguir transmitir esa tranquilidad.
Y es que volvemos a insistir en que en la actualidad, con los animal spirits desatados, no existe una relación causa efecto entre las medidas fiscales y presupuestarias y esa soñada inmunidad ante los ataques especulativos de los mercados financieros. Esa economía vudú de la que habla el Premio Nobel Krugman es realmente un claro efecto vendedor de humo: la misma Alemania (o Francia) puede ser atacada, nada lo impide, dada su exposición a la deuda helena. Miren, según datos del BIS (Bank for International Settlements) la cuantía de la deuda griega (privada y pública) en manos de la banca extranjera llega a 103.889 millones de euros, de los cuales la banca europea tiene el 93% del total. La primera acreedora es la banca francesa, con más de 40.000 millones de euros (38,5%), seguida por la banca alemana con más de 25.000 millones de euros (24,7%) y a mucha distancia la británica con una exposición de casi 10.000 millones euros. Si hubiese una quita de la deuda griega, los bancos que serían más perjudicados serían BNP Paribas con 5.000 millones, seguido por Dexia SA, con 3.500 millones, el Commerzbank AG, con 3.000 millones , Societé Generale con 2.700 millones, ING Groep NV, con 2.400 millones y Deutsche Bank AG, con 1.600 millones, según un informe de Goldman Sachs. Los bancos españoles solo tienen una exposición de 600 millones.
Sin embargo, si fuera Portugal quien estuviera en el ojo del huracán el problema sería muy grave para España: la deuda externa portuguesa en manos de bancos españoles asciende a 64.838 millones de euros, el 42,6 % del total. España es el principal acreedor de Portugal, seguido de Alemania (27.473 millones de euros) y Francia (20.401 millones de euros de deuda lusa en sus balances).
El problema financiero de la vieja Europa se resume en una crisis de deuda (griega) que se ha llevado por delante a Irlanda y Portugal y persigue ahora a Italia y, en menor medida, a España. El futuro de la zona euro está en peligro en estos momentos. El Fondo Europeo de Estabilidad debería emplear parte de sus recursos (440.000 millones de euros) para ayudar al país heleno. Eso habrá de acordar el Eurogrupo en su próxima reunión. Grecia debe quedarse con una deuda asumible y la Unión Europea ha de lanzar un mensaje de unidad de acción.
Un último aviso a navegantes: si España supera la barrera de los 400 puntos en la prima de riesgo, la situación para la UE sería similar a la de Lehman Brothers en septiembre de 2008. La deuda española comenzó esta semana con una rentabilidad del 6,37% y la prima de riesgo superaba los 370 puntos básicos. Muy cerca de esa delgada línea roja que marcaría la intervención o el rescate de nuestro país. Lo que pasa es que España e Italia son demasiado grandes para ser intervenidos “oficialmente”.
Vivimos momentos de convulsión a nivel mundial, con gravísimos problemas aquí y al otro lado del Atlántico. En esta vieja Europa urge encontrar un camino que nos libere de los miedos irracionales, de la desconfianza, de esos factores que están detrás del comportamiento de inversores, financieros y especuladores. Como señala Robert Shiller: ¿acaso la elevada valoración del mercado se debe a una suerte de exuberancia irracional; es decir, al pensamiento positivo de los inversores que por sus mismas características les impide ver la situación real?. Porque en la comprensión e interpretación certera de las burbujas especulativas está el camino a seguir para adoptar las políticas económicas correctas. Los que sigan ese camino serán amigos del proyecto europeo y los que lo dificulten sus enemigos. Alemania y Ángela Merkel tienen la palabra, no vaya a ser que de tanto apretar el cuello a los demás no puedan respirar ellos.
© José A. Martínez y José L. Calvo