jueves, 21 de julio de 2011

Exuberancia Irracional

Perdona a tus enemigos, pero jamás olvides su nombre. John Fitzgerald Kennedy, 1917-1963.

El pasado jueves, el Presidente de la Reserva Federal de los EEUU manifestó su preocupación por la crisis europea, en concreto por Italia y España, y dijo que si esos países son rescatados "algo que no digo que vaya a suceder" la UE debería realizar una sustancial contribución a su estabilización. No obstante, tampoco es que los norteamericanos estén mucho mejor, ya que se encuentran inmersos (en palabras de Paul Krugman) en la inquietante posibilidad de impago de la deuda estadounidense. En el mes de mayo pasado el techo de la deuda americana superó el límite legal de 14,29 billones de dólares.
Europa está sumida en una crisis de deuda. La media de la deuda pública europea está en torno al 80% del PIB, pero la situación difiere mucho entre países. ¿Por ejemplo, qué pasa en Italia? La economía italiana es la tercera de mayor peso en la eurozona, pertenece al G-7, equivale a más de un 17% del PIB comunitario y contiene uno de los mayores stocks de deuda pública en Europa, además de un grandísimo nivel de economía sumergida, igualado con Grecia por cierto. La deuda es de 1,89 billones, un 120% del PIB, muy superior a la española. El problema de Italia es espectacular: la subida de su prima de riesgo ha sido galopante en apenas dos semanas, superando la barrera psicológica de los 300 puntos y casi igualando la española.
En el país transalpino había, en 2010, 1.156.000 familias en situación de pobreza absoluta -más de tres millones de personas- con 8.272.000 residentes que sobreviven con menos de 500 euros al mes, según datos oficiales. El motivo está en un país que lleva más de una década con un crecimiento medio del PIB del 0,25%, situándose en medio de la tormenta perfecta: sin crecimiento y sin estímulos reales para hacer crecer su economía todo hace pensar que seguirá el camino de Grecia y Portugal. La M1 italiana ha bajado un 7% lo que indica una señal clara de recesión. Aunque el gobierno de Berlusconi ha intentando tranquilizar a los mercados con un ajuste de 79.000 millones de euros (reducción del gasto público y privatizaciones) hasta 2014, es fácilmente previsible pensar que no va a conseguir transmitir esa tranquilidad.
Y es que volvemos a insistir en que en la actualidad, con los animal spirits desatados, no existe una relación causa efecto entre las medidas fiscales y presupuestarias y esa soñada inmunidad ante los ataques especulativos de los mercados financieros. Esa economía vudú de la que habla el Premio Nobel Krugman es realmente un claro efecto vendedor de humo: la misma Alemania (o Francia) puede ser atacada, nada lo impide, dada su exposición a la deuda helena. Miren, según datos del BIS (Bank for International Settlements) la cuantía de la deuda griega (privada y pública) en manos de la banca extranjera llega a 103.889 millones de euros, de los cuales la banca europea tiene el 93% del total. La primera acreedora es la banca francesa, con más de 40.000 millones de euros (38,5%), seguida por la banca alemana con más de 25.000 millones de euros (24,7%) y a mucha distancia la británica con una exposición de casi 10.000 millones euros. Si hubiese una quita de la deuda griega, los bancos que serían más perjudicados serían BNP Paribas con 5.000 millones, seguido por Dexia SA, con 3.500 millones, el Commerzbank AG, con 3.000 millones , Societé Generale con 2.700 millones, ING Groep NV, con 2.400 millones y Deutsche Bank AG, con 1.600 millones, según un informe de Goldman Sachs. Los bancos españoles solo tienen una exposición de 600 millones.
Sin embargo, si fuera Portugal quien estuviera en el ojo del huracán el problema sería muy grave para España: la deuda externa portuguesa en manos de bancos españoles asciende a 64.838 millones de euros, el 42,6 % del total. España es el principal acreedor de Portugal, seguido de Alemania (27.473 millones de euros) y Francia (20.401 millones de euros de deuda lusa en sus balances).
El problema financiero de la vieja Europa se resume en una crisis de deuda (griega) que se ha llevado por delante a Irlanda y Portugal y persigue ahora a Italia y, en menor medida, a España. El futuro de la zona euro está en peligro en estos momentos. El Fondo Europeo de Estabilidad debería emplear parte de sus recursos (440.000 millones de euros) para ayudar al país heleno. Eso habrá de acordar el Eurogrupo en su próxima reunión. Grecia debe quedarse con una deuda asumible y la Unión Europea ha de lanzar un mensaje de unidad de acción.
Un último aviso a navegantes: si España supera la barrera de los 400 puntos en la prima de riesgo, la situación para la UE sería similar a la de Lehman Brothers en septiembre de 2008. La deuda española comenzó esta semana con una rentabilidad del 6,37% y la prima de riesgo superaba los 370 puntos básicos. Muy cerca de esa delgada línea roja que marcaría la intervención o el rescate de nuestro país. Lo que pasa es que España e Italia son demasiado grandes para ser intervenidos “oficialmente”.
Vivimos momentos de convulsión a nivel mundial, con gravísimos problemas aquí y al otro lado del Atlántico. En esta vieja Europa urge encontrar un camino que nos libere de los miedos irracionales, de la desconfianza, de esos factores que están detrás del comportamiento de inversores, financieros y especuladores. Como señala Robert Shiller: ¿acaso la elevada valoración del mercado se debe a una suerte de exuberancia irracional; es decir, al pensamiento positivo de los inversores que por sus mismas características les impide ver la situación real?. Porque en la comprensión e interpretación certera de las burbujas especulativas está el camino a seguir para adoptar las políticas económicas correctas. Los que sigan ese camino serán amigos del proyecto europeo y los que lo dificulten sus enemigos. Alemania y Ángela Merkel tienen la palabra, no vaya a ser que de tanto apretar el cuello a los demás no puedan respirar ellos.

© José A. Martínez y José L. Calvo

jueves, 14 de julio de 2011

La Unión Europea: E Pluribus Unum (de muchos uno)

Lo sutil es tranquilo, lo misterioso es movimiento ,la tranquilidad es defensa, el movimiento es ataque.

Las turbulencias que está atravesando la Unión Europea en la segunda semana de julio de 2011 son tan graves que están poniendo en peligro su propia supervivencia. España es uno de los perjudicados: la rentabilidad del bono a 10 años ha llegado al 6% en el mercado secundario y el " riesgo país", esto es, el coste extra que debe pagar España frente a Alemania por vender su deuda pública, llegó este lunes a los 340 puntos básicos. El "contagio" ha llegado también ya a Italia: la prima de riesgo alcanzó los 295 puntos básicos, cayendo la Bolsa de Milán un 4,2%.
Dada la gravedad de la situación los ministros de finanzas de la Eurozona se reunieron para evitar el desastre. No obstante, no transmitieron una imagen de unión a los mercados: "No puede decirse que hayamos acordado algo importante" se lamentó el presidente del Euro-grupo, Junker. Sin un estudio de viabilidad económico-financiera de los tres países rescatados , sin tener claro el segundo plan de rescate a Grecia, los mercados financieros no tienen (ni pueden tener) confianza en Europa. Por eso, las probabilidades de que la Eurozona y el euro desaparezcan son, en la actualidad, muy elevadas y la preocupación es grande en todo el mundo. Dos cuestiones básicas surgen ante esta perspectiva: ¿por qué ha sucedido esto? Y ¿qué se puede hacer?
Lo primero que hay que dejar claro es que el proyecto de una Europa unida surgió bajo un error conceptual de partida que hoy estamos pagando. Los alumnos que cursan Macroeconomía saben que las dos grandes herramientas de la política económica son la política monetaria y la fiscal. Las famosas curvas IS y LM explican cómo hay que actuar sobre una u otra para conseguir que la economía crezca. Y ambas se complementan, no pudiendo actuar en direcciones contrarias. Por ello, la decisión de crear una Unión Económica y Monetaria con una moneda común, pero dejando que cada país controlase su política fiscal –especialmente la presupuestaria- fue un inmenso error al que nos enfrentamos en la actualidad –en nuestro caso por partida doble, porque lo que hizo la UE nosotros lo replicamos con las Comunidades Autónomas-.
Además, cuando se creó la Eurozona deberíamos haber tenido en cuenta la Teoría de Juegos y en especial cómo funcionan los cárteles: cuanto mayor es el número de miembros del cártel mayor es la posibilidad de engañar sin ser descubierto, sobre todo si uno es pequeño y periférico. En definitiva, política fiscal/presupuestaria autónoma de cada país pero con una moneda común más funcionamiento tipo cártel ha dado origen a lo que estamos viendo: cada uno va a lo suyo.
En realidad, Europa se ha comportado como si fuera un piso de alquiler de un grupo de amiguetes en el que cada uno pagaba su parte de la “renta” y que, a su vez, manejaba su propio dinero e incluso el que le prestaban los otros, en algunos casos con una generosidad digna del hijo pródigo. Pero, como sucede en los cuentos, llegó un día en el que dijeron: “No solo no podemos pagar la renta sino que hemos pedido dinero a unos prestamistas macarras que cuentan que se lo devolvamos entre todos (por eso de tener una única moneda)”. Y en lugar de unir nuestras fuerzas para hacer frente a los macarras dejamos que pegaran primero a los más pequeños (Grecia por dos veces, Irlanda y Portugal), luego a los medianos (España e Italia) y ya no se puede descartar que lo hagan con los grandes (Alemania o Francia) ahora ya sí muy castigados por la acumulación de deuda de sus socios europeos.
¿Qué hacer? Todo parece indicar que solo hay dos caminos: o bien “romper la baraja” y dejar que cada uno resuelva sus propios problemas como pueda; o bien unirse y actuar como uno solo. Alejandro Dumas lo vio claro en los tres mosqueteros (“uno para todo y todos para uno”). Esto se traduce en un gobierno económico europeo único, con un ministro europeo común de finanzas que controle los presupuestos de todos los países y no permita los desmanes. Que tenga autonomía total para elaborar, dirigir y gestionar la política económica común de la Unión Europea: fiscal y presupuestaria, laboral, económica exterior y, por supuesto, monetaria. Teniendo claros los objetivos y los instrumentos, ese ministro de finanzas europeo haría que se cumpla el lema nacional americano, ideado por el Dr. Franklin, Mr. J. Adams y Mr. Jefferson el 4 de julio de 1776 de E Pluribus Unum, o que las decisiones tomadas, beneficien a todos por igual, y no sólo a los grandes países de la zona euro.
Hay, además, otra medida urgente: la devaluación del euro para mejorar la competitividad de la Unión Europea. Esta acción, común en los países que han visto reducida su capacidad para competir en los mercados, puede y debe aplicarse en la UE. A ello se añade otra justificación: se le ha advertido a China por muy diferentes vías que está haciendo dumping con una moneda infravalorada, y no ha hecho caso. Pues bien, compitamos con sus mismas armas, luchemos con fuego contra el fuego. No hay muchos más caminos abiertos. La propuesta del gobierno europeo es en beneficio de todos. Para eso compartimos el mismo barco: el sueño europeo. De Muchos, Uno.

©José A. Martínez y José L. Calvo,2011.

viernes, 1 de julio de 2011

"The Thin Red Line". Europa en la encrucijada.

Un animal agotado seguirá luchando, pues es la ley de la naturaleza. No presiones sobre el enemigo desesperado.

El 29 de junio de 2011 la más que posible desaparición de la zona euro ha puesto a la economía mundial al borde del abismo. Dos factores lo han evitado: por un lado, el presidente francés Sarkozy, que ha convencido a los bancos franceses (que tienen un problemilla de deuda griega, en torno a los 53.000 millones de euros) de que se "reestructurara" esa deuda –en cuestión de horas España pasó la fatídica barrera de los trescientos puntos básicos en la prima de riesgo en relación con el bono alemán. Después de la intervención del pequeño Napoleón ha bajado a 277-; y la aprobación por el Parlamento griego de un nuevo recorte de 78.400 millones de euros, exigido por la Unión Europea y el FMI para liberar los 12.000 millones del segundo tramo de ayuda. El plan es, en palabras del presidente Papandreu, "una obligación patriótica".
El pueblo griego no lo ha entendido de la misma forma, y su reacción ha sido la de convocar dos días de huelga general y manifestaciones violentas en Atenas con intento de asalto al Ministerio de Finanzas incluido. Y es que es una gran mentira lo que el primer ministro griego trata de vender a su pueblo. Él sabe muy bien que aplicando ese plan de austeridad que se basa en subir los impuestos indiscriminadamente, reducir el estado del bienestar, apretar las tuercas a los más pobres (bajando el mínimo exento en el impuesto sobre la renta a 8.000 euros) y poner un cartel de "se vende" en Grecia, castigará a su país a un retraso de décadas. En concreto, el plan de ajuste heleno se basa en tres pilares contradictorios entre sí: aumentar los impuestos, reducir el gasto público y quitar derechos sociales a unos ciudadanos a los que luego vas a exigir que saquen el país adelante. Pero lo peor no es eso, sino la carencia de objetivos reales y la deslealtad a sus propias metas como país: el objetivo prioritario de la política económica ha de ser, siempre, la creación de empleo y la mejora del bienestar de los ciudadanos.
Analicemos brevemente este plan de Papandreu. La primera medida es la consolidación fiscal: recortar los gastos del estado en 14.300 millones de euros; la segunda (que nos hace empezar a levitar) es mayor recaudación. Quiere conseguir un incremento adicional de 14.100 millones de euros hasta 2015. Nosotros nos preguntamos, ¿cómo lo van a hacer sin contar con el apoyo de su población y reduciéndoles los ingresos?; la tercera es un impuesto solidario: un incremento de entre el 1 y el 14% a las rentas más altas, algo con lo que, obviamente, estamos de acuerdo, y agradeceríamos se impusiese a las SICAV; la cuarta medida es un impuesto a profesionales: 300 euros adicionales/año a los autónomos. “Fantástico” para la creación de empleo en una economía dominada por las muy pequeñas empresas. De hecho, en este momento, los autores del blog nos vamos al Himalaya porque la corriente de exuberancia económica de alto nivel que transciende del plan heleno nos lleva a las más altas cimas del orbe conocido y queremos fumar lo mismo que las autoridades griegas. Sigamos.
El IVA a los restaurantes pasará del 13 al 23%. Sublime, en un país eminentemente turístico es lo suyo. El quinto punto está en la línea Cameron: el 25% de los empleos públicos (150.000) serán suprimidos. El sexto mandamiento del plan nos lleva a las privatizaciones: El Estado griego venderá bienes y propiedades por valor de 50.000 millones de euros. Y, finalmente, nuestros amigos del FMI piden un recorte del Estado del Bienestar griego: 2.100 millones menos de gasto sanitario hasta 2015.
Señores del FMI y la UE, la política económica tiene que tener una lógica, y lo exigido a Grecia no la tiene. Los asesores del FMI saben –o deberían saber a poca economía que hayan estudiado- que si disminuyes la renta personal disponible del ciudadano medio, si castigas a las empresas, si empobreces a la población, si privatizas lo poco de valor que tienes, si le quitas los derechos sociales a tus compatriotas, en ningún caso lograrás crecimiento económico, sino que entrarás en un círculo vicioso de desesperación y miseria, con las revueltas sociales in crescendo. Todo lo contrario a un círculo virtuoso que proporcione bienestar. Y esa inestabilidad no ayudará a aplacar a los mercados.
Las medidas tomadas ayer en contra de la población griega y la decisión franco-alemana de aplazar el cobro de su deuda han sido un pequeño balón de oxígeno para el Eurosistema. Pero, como sabe todo aquél que ha jugado alguna vez a un juego de estrategia, existe un instante, un movimiento, una delgada línea roja, que una vez superado hace que el juego se precipite hacia su solución, su jaque mate. España representa esa línea para la Unión Europea. Si España sigue siendo atacada y debe ser intervenida, el Eurosistema se hundirá como un castillo de naipes. Porque no muy lejos de nuestra situación están Italia, Bélgica… e incluso Alemania, ya que no hay aval que permita no ser blanco de los “mercados”. Nada les detendrá salvo un mensaje alto, claro y consecuente de que Europa va a actuar unida apoyando a sus países más débiles. Y lo dudamos. Cuando alguien nos sorprende agradablemente como Sarkozy, lo decimos. Pero también hemos de ser honrados y exponer con claridad lo que pensamos y sentimos: el mandato de Trichet en el BCE ha sido nefasto, su política monetaria ha sido errática (para España y para la zona euro) y su decisión, en plena crisis de 2008, de subir los tipos de interés varios puntos agravó la situación financiera europea y destrozó a España. Su sucesor es aún más “ortodoxo” y se anuncian ya subidas de tipos de interés. Para que lo entienda la gente: menos crecimiento económico, más pobreza y menos renta disponible. Ya está bien de insensateces en política económica.
Esta crisis es sistémica. Si se pasa la línea roja este negocio se desmorona (el del capitalismo global y no sólo en Europa). Y en el día de ayer se estuvo a punto. Hemos salvado un match point pero la zona euro y el modelo de la Unión Europea siguen teniendo el partido muy cuesta arriba. Y no ayuda que a uno de los jugadores del equipo le hayamos quitado las botas, la camiseta…

© José L. Calvo y José A. Martínez, 29 de junio de 2011.