lunes, 2 de agosto de 2010

El Aleph, Keynes, Krugman, Obama y los mitos de la economía triste.

Por ello, lo que retiene a los adversarios es el daño, lo que les mantiene ocupados es al acción, y lo que les motiva es el beneficio.
Cuenta Borges en el Aleph que existía un espejo en cuyo cristal se reflejaba el universo entero. Dice el maestro que "Burton menciona otros artificios congéneres -la séptuple copa de kai Josrú, el espejo que Tárik Benzeyad encontró en una torre (1001 Noches), el espejo que Luciano pudo examinar en la Luna (Historia verdadera), la lanza especular que se atribuye a Júpiter, el espejo universal de Merlín,-redondo y hueco y semejante a un mundo de vidrio-(The Faerie Queene)…” y añade estas curiosas palabras: “los anteriores, además del defecto de no existir, son meros instrumentos de óptica….¿existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado?”
La Teoría Económica actual se encuentra, como Borges, a la búsqueda del Aleph que nos señale la mejor de las opciones de política económica. Y en ese sentido se están ofreciendo dos alternativas opuestas: una triste que nos recomienda Alemania y otra más alegre, la que propone la Administración americana.
El Presidente de Estados Unidos solicitó a los líderes mundiales de la pasada cumbre del G-20 (países que suman dos tercios de la población mundial) que imiten su reforma del sistema financiero: Obama cree que el capital de los bancos es clave para fortalecer el sistema financiero global y pretende que los bancos cuenten con un nivel mínimo de liquidez para finales de 2012. Además desea acabar con las estrategias de alto riesgo de los bancos, a los que se ha culpado de desatar la peor crisis financiera desde 1929. En este punto todo el G-20 estaba prácticamente de acuerdo.
Pero además, antes de dejar Washington para ir a Canadá, el Presidente Obama dejó claras sus intenciones al afirmar que: “espero que este fin de semana en Toronto podamos aprovechar estos progresos coordinando nuestros esfuerzos para promocionar el crecimiento económico, conseguir la reforma financiera y fortalecer la economía global”. Es decir, una política económica activa, de enfrentamiento directo a los problemas de la economía real.
Muy al contrario, los principales países europeos defienden como primera medida contener el déficit público a través de recortes en el gasto, preocupados por la crisis presupuestaria de Grecia. La canciller alemana Angela Merkel, afirmó que no hay contradicción entre recortar los gastos e impulsar un crecimiento sostenible. Su postura fue apoyada por el primer ministro británico, David Cameron, que sugirió a Estados Unidos la aplicación de una política de ajuste presupuestario.
El Profesor Krugman considera que se ha vuelto al viejo debate entre intervencionismo y mano invisible: economía activa y positiva versus economía triste y lúgubre; los Animal Spirits o el laissez faire. Krugman apoya el retorno a unas economías keynesianas de corte intervencionista que provoquen un crecimiento económico generador de empleo. Enfrente están los defensores de la regla de oro del presupuesto clásico promoviendo el ahorro, el miedo y la tristeza.
Es evidente la necesidad del control del déficit público, pero la reducción del gasto no debe ir en contra de lo que el país necesita. Nos explicamos: España necesita infraestructuras (Alemania ya las tiene); debe acometer inversión productiva, desarrollar nuestra industria e invertir en investigación con el objetivo de ir paulatinamente cambiando el modelo productivo (algo que ya ha hecho Alemania). Y eso no puede llevarse a cabo con una reducción drástica del gasto público.
El Plan de austeridad que el Presidente Zapatero presento no convenció a la exigente Merkel que dijo que vigilaría las cuentas españolas. Sin embargo, después de las recientes pruebas de estrés a la banca española las cosas han cambiado: España ha pasado el examen. El diferencial de la deuda pública alemana y española se ha recortado más de un 30%. El CDS de España está por debajo de los 190 puntos y se ha extendido la confianza (palabra mágica) a toda la Eurozona, los inversores confían en España y el Financial Times aconseja a Alemania seguir el ejemplo de España en el ejercicio de transparencia que ha tenido su sistema financiero. Esto lo ha hecho bien el Presidente.
La conclusión de política económica es clara: no debes acomplejarte ni seguir las indicaciones de quien no (necesariamente) es tu amigo. Es preciso fomentar el consumo, la confianza, la economía alegre –que no insensata- de los Animal Spirits y relegar en importancia a esa economía contable y triste que sólo fomenta pobreza, miseria y paro, como bien ha señalado Krugman. Porque lo que está más que demostrado es que esa mano invisible no solo no soluciona los desequilibrios del mercado sino que los fomenta.
No sabemos donde estará el Aleph del que hablaba Borges pero lo que es seguro que para encontrarlo se necesita ilusión, confianza y fe en nuestras posibilidades. A partir de ahí se pueden empezar a crear puestos de trabajo y riqueza.

© José A. Martínez y José L. Calvo 2010.