lunes, 29 de junio de 2009

La parábola de la Caja de Ahorros pródiga

Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse a los que se agitan, esto es dominar el corazón.
El viernes 19 de junio de 2009 el Consejo de Ministros aprobó una dotación máxima de 90.000 millones de euros (la dotación inicial son 9000 millones) para el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). El objetivo es reorganizar el Sistema Financiero español dado que algunas entidades, fundamentalmente Cajas de Ahorros, están atravesando graves dificultades. Hasta aquí todos conformes si no nos hacemos algunas preguntas como las siguientes: ¿es preciso salvar el Sistema Financiero?, de serlo ¿es esta la medida adecuada? Y si respondemos afirmativamente a estas dos preguntas nos quedan aún otras dos más: ¿por qué este comportamiento asimétrico salvando a unas empresas, los Bancos y Cajas no son en definitiva más que empresas, y dejando caer a otras y a particulares? Y, por último, ¿alguien va a responder de las graves irresponsabilidades cometidas en esas instituciones financieras?
Vayamos por partes. La respuesta a la primera pregunta es evidente: cualquier economía desarrollada necesita un sistema financiero solvente para funcionar. Es imposible, salvo que volviésemos a una economía de trueque, llevar a cabo los intercambios que regulan la economía capitalista sin mantener un sistema financiero cuya misión es precisamente la intermediación entre los que poseen recursos y los que los necesitan. Así que, en ese sentido, nada que objetar, salvemos el Sistema.
La segunda de las preguntas formuladas requiere una contestación muy matizada, ya que el gobierno podría haber optado por multitud de soluciones. Una es, lógicamente, la que ha adoptado, prestarle dinero público, es decir de todos, a unas instituciones que lo utilizarán para sanear sus balances –privados- y luego probablemente para volver a su negocio inicial, vendérselo a usted y a nosotros –nunca prestar y si no miren la definición de este término en el Diccionario de la Real Academia- muy caro. El gobierno podría también haber optado por otra un poco más radical y probablemente más socialista y eficiente, que ya an puesto en práctica en Estados Unidos y el Reino Unido: nacionalizar las entidades financieras en dificultades a partir de su situación de balance actual y crear una banca pública que incluso una vez saneada podría haber sido vendida nuevamente al sector privado. Eso habría estado más en consonancia con el origen del dinero, público, pudiéndose haber obtenido incluso un beneficio a medio y largo plazo. Y entre medias hay toda una pléyade de soluciones que se podrían haber aceptado.
Porque, y este es el quid de la cuestión que hace que los ciudadanos contemplemos con estupor la actitud del gobierno, la situación es totalmente asimétrica. Si es usted un empresario/particular que en la época de las vacas gordas y el dinero fácil decidió acometer inversiones arriesgadas ahora debe hacer frente a su locura y pagar sus deudas o bien perder el negocio/casa. Pero si es usted una entidad financiera, y en concreto una Caja de Ahorros, no se preocupe, su negocio está a salvo porque entre todos, con los 90.000 millones, vamos a pagar su nefasta gestión económica. Dicho con un ejemplo, si usted compró una casa por valor de 300.000 euros financiada en su totalidad por una Caja de Ahorros y ahora solo vale 250.000 nada le ha cambiado, porque usted debe seguir asumiendo su deuda total. Pero la Caja no, la Caja puede descontar esa operación fallida y acudir al dinero público para solventarla.
Y llegamos así a la última de las preguntas. Las Cajas de Ahorro en España tienen una morosidad más elevada que los Bancos (5,05 frente a 3,85) debida a su alta relación con el sector inmobiliario. Además, son entidades que no se rigen exactamente por los criterios de buena gestión económica, obtención de beneficios, sino que tienen un componente social y político muy importante. Y si bien en una empresa la dirección responde de sus actos ante los accionistas, en las Cajas de Ahorros parecen no responder ante nadie. Y nosotros nos preguntamos: ¿ante quién responden los directivos poco eficientes de las Cajas problemáticas?, ¿cómo justificarán los elevados sueldos que tienen?, ¿qué grado de responsabilidad deben asumir en el desarrollo de la crisis en España? Porque si se justifica el empleo de dinero público para el rescate de las entidades con dificultades, habrá que exigir, como ha hecho el Presidente Obama, una respuesta clara a estas preguntas. ¿Lo hará aquí también el Sr. Zapatero?
De hecho uno de los grandes caballos de batalla del FROB era conseguir una profesionalización de la actividad de las Cajas que supusiera la salida, o al menos una pérdida sustancial de poder, de los representantes políticos en sus Consejos de Administración. Esta batalla la ha perdido el gobierno, principalmente contra dos de las autonomías en las que gobierna, Andalucía y Cataluña.
Y es que, al final, las Cajas de Ahorros van a ser como el hijo pródigo de la parábola: una vez dilapidada su fortuna retornan al hogar donde el padre le devuelve todos los bienes que ha malgastado. Eso sí, a costa del otro hijo que se quedó en casa, y al que se le debió quedar la misma cara de tonto con la que nos hemos quedado todos los españoles que seguimos teniendo que pagar religiosamente nuestra hipoteca cada mes. O como dice Jesucristo en el Evangelio de Mateo: “Al que tiene se le dará y al que no tiene por eso mismo se le quitará”. Definición afortunada que ha tenido notable reflejo en la literatura económica sobre redistribución de la renta, el Efecto Mateo, y que el gobierno socialista está aplicando a rajatabla.

© J. A. Martínez y J. L. Calvo

jueves, 11 de junio de 2009

La esperanza es verde...

Y así es como de tres maneras el soberano acarrea la adversidad al ejército: No saber que el ejército es incapaz de avanzar y, sin embargo, ordenar el avance. No saber que el ejército es incapaz de retirarse y, sin embargo, ordenar la retirada. Esto es lo que se entiende por “poner trabas al ejército”.
En los últimos días estamos asistiendo a un debate que muestra tanto las esperanzas –en positivo y negativo- como la altura intelectual del discurso de los dirigentes de las dos grandes formaciones políticas españolas. Mientras que el gobierno se esfuerza en ver signos de que la crisis está remitiendo en los brotes verdes que surgen en Estados Unidos y en los últimos datos del paro, la oposición niega esa recuperación sin introducir prácticamente argumentos, asumiendo que la mejoría va en contra de sus intereses; y mientras el Ministro de Industria afirma que la oposición solo ve verdes los billetes –en referencia suponemos al dólar y no al euro- el PP de Madrid afirma que el gobierno se fuma los brotes verdes, -haciendo alusión a que “está fumao”-.
Pero lo realmente relevante del análisis de ese verdor no es tanto si se está produciendo sino si es realmente el síntoma de la salida de la crisis y de cuál ha de ser la actitud ante esa posibilidad. Para empezar hemos de decir que los síntomas de una recuperación verdadera se están dando en Estados Unidos, pero no son ni mucho menos claros en Europa y España. Porque si bien es cierto que la economía española ha creado empleo en el último mes y los indicadores de la confianza de los consumidores mejoran, no lo es menos que el coste de dicha creación es muy elevado: un déficit público que en tan solo un año se ha situado en el 8 por ciento. No parece posible seguir creando puestos de trabajo si la única política que se aplica para ello son obras públicas que además no suponen inversión sino gasto corriente.
Además, a nuestro país le faltan todavía al menos dos vueltas de tuerca de la actual crisis: la recapitalización de algunas cajas de ahorros, para las que el gobierno ya está aportando dinero de todos con el consiguiente malestar entre los ciudadanos que ven cómo a algunas entidades financieras se les perdona su actuación irresponsable previa a la crisis; y la reducción de los ingresos por turismo que lógicamente se producirá en el verano, derivada de los ajustes que se están realizando en los países que son el origen de nuestros visitantes.
Pero lo más preocupante, a nuestro juicio, es la actitud que está adoptando el gobierno. Con ese optimismo ya tradicional el Sr. Zapatero y sus ministros parecen haber dado la crisis por prácticamente finiquitada. Y esto parece indicar que para ellos los ajustes que tanto se han demandado por todos los sectores ya no son necesarios. El presidente y su equipo están adoptando lo que ya antes hemos denominado la estrategia del surfista: esperar a que la ola de recuperación proveniente del exterior –Estados Unidos o Europa- nos lance hacia una nueva senda de crecimiento. Y mientras tanto no cambiar nada, simplemente mantenerse a flote.
Esa es una actitud irresponsable. Como hemos manifestado varias veces, lo importante de esta crisis no es tanto cuándo se salga sino cómo se haga. El modelo de crecimiento económico español basado en el ladrillo está agotado; el déficit público tiene un límite ligado a su sostenibilidad al que prácticamente ya hemos llegado; nuestro mercado de trabajo presenta una estructura arcaica y excesivamente rígida, y la inversión en capital humano, innovación, TICs y nuevas tecnologías es insuficiente. Esas son realidades a las que hay que hacer frente si queremos tener una posición sólida en el nuevo concierto económico que surgirá tras la crisis.
De acuerdo, hay síntomas de esperanza. Pero esos brotes hay que regarlos porque no crecerán solos. Esperemos que el gobierno no caiga en la trampa de ver la botella medio llena. Porque si no es probable que se cumpla un viejo dicho: la esperanza era verde...y se la comió un burro.

© J. L. Calvo y J. A. Martínez

jueves, 4 de junio de 2009

Lecciones de economía del F.C. Barcelona

Aquél que es el primero en tomar posición en el campo de batalla y espera al enemigo se siente cómodo. Aquél que es el último en tomar posición en el campo de batalla y se apresura a pelear, se agota.
El miércoles 27 de mayo el F.C. Barcelona completaba un hito histórico consiguiendo por primera vez en nuestro país la victoria en las tres competiciones en las que ha participado: liga, Copa del Rey y Copa de Europa. Ese día sus jugadores levantaban en Roma la copa que les acreditaba como el mejor equipo europeo, recibiendo las felicitaciones de todos los amantes del fútbol.
Dentro de los comentarios deportivos que se han realizado en estos días sobre este triunfo barcelonista hay un dato que si bien se ha destacado creo que no se ha analizado en profundidad: el hecho de que esta victoria sea el resultado de una política de club perfectamente estructurada y planificada. Una política de la que se puede aprender mucho, y cuyos conceptos pueden ser fácilmente trasladados a la crisis económica actual. Y que dicho sea de paso es diametralmente opuesta a la de su eterno rival, el Real Madrid. Analizaré brevemente ambas.
El día 27 hasta nueve canteranos (ocho del propio Barcelona y uno del Real Madrid) levantaban la copa de la Liga de Campeones. A los que habría que sumar un entrenador también surgido de la Masía. En una competición donde priman las estrellas que se importan desde diferentes países, la columna vertebral del equipo campeón ha surgido dentro de la propia entidad a través de una política de planificación de medio y largo plazo. Política que puede ser traducida en términos económicos como de acumulación de capital humano (de capital futbolístico sería más preciso) surgida de una inversión continuada en formación. Si a ello se suma una gestión eficiente de los recursos, con compras muy selectivas de jugadores, nos encontramos con lo que todos desearíamos tanto para una entidad deportiva como para una empresa o un país: una economía saneada y la máxima competitividad. Que conste que esta política no es nueva y la llevan haciendo las universidades estadounidenses en sus programas de postgrado casi desde su comienzo, pero sorprende en una entidad futbolística más aún en el estado español.
¿Qué ocurre en la acera de enfrente, en la casa del eterno rival? Justo todo lo contrario. El Real Madrid, que también posee una cantera propia, vive acosado por la necesidad de obtener resultados a corto plazo y utiliza permanentemente una política que podríamos denominar de abrir la billetera. No planifica más allá de una temporada, por lo que cada año debe acudir al mercado en busca de los mejores futbolistas para hacer frente a las demandas de títulos de sus socios. Y con esta política esos resultados solo se pueden conseguir de una forma, pagándolos. Así, vemos todos los años los fuertes desembolsos que realiza. Es lo que podríamos llamar una política económica de gasto corriente a corto plazo. ¿Ven el símil entre el Plan E y la llegada de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid? Dinero fácil y fácilmente gastable en bienes/jugadores a veces innecesarios. Y ¿qué ocurre con la cantera madridista? Pues que esta política les deja sin hueco en el equipo y se produce una fuga de cerebros hacia otros donde puedan demostrar su valía. En definitiva, falta de previsión, dinero dedicado a formación/cantera derrochado y exceso de recursos gastados en la compra de cracks que se traduce en un elevado déficit económico.
El Presidente del Gobierno es un declarado culé. Pero parece serlo solo en los sentimientos, ya que en su comportamiento como gestor económico es manifiestamente madridista: porque en vez planificar a medio y largo plazo una salida de la crisis con un nuevo modelo creíble de crecimiento económico –los modelos no se establecen por ley- vive inmerso en la necesidad de aplicar políticas de corto plazo.
Sr. Zapatero, mi consejo es sencillo: despida a un buen número de sus asesores y contrate para definir la política económica española a las personas que gestionan los presupuestos y la cantera del Barcelona. Es probable que la economía no se recupere tan rápidamente como desea y pase algunas temporadas deambulando en la “zona media” de la tabla de clasificación europea. Pero con una política dedicada a la formación, a la creación de capital humano, a la utilización eficiente de las TICs y la innovación es más que probable que en unos años nos situemos dentro del grupo de cabeza y que incluso podamos llegar a ser una auténtica potencia económica. Pero si insiste en gastar sin dirección, en incrementar el déficit hasta límites difícilmente sostenibles, en no resolver los auténticos problemas de competitividad acometiendo las reformas estructurales que desde todos los foros se reclaman, en definitiva si sigue afrontando la crisis con políticas de corto plazo será imposible situarnos dentro del grupo de países que dirigen la economía mundial. Usted elige, o el Barcelona o el Real Madrid, pero mire qué diferente situación viven ambos.
Mi enhorabuena al F. C. Barcelona y mi agradecimiento por el año de fútbol que nos ha hecho disfrutar. Y que conste que yo soy del Atleti.
© J. L. Calvo