viernes, 21 de agosto de 2009

Vicente Ferrer: una vida ejemplar. O cómo sacar con su propio esfuerzo a millones de personas del club de la miseria

No se requiere mucha fuerza para levantar un cabello, no es necesario tener una vista aguda para poder ver el sol y la luna, ni se necesita mucho oído para escuchar el retumbar del trueno.

Anantapur la región de Andra Pradesh (al sureste de la India) más parecida a un desierto, es una tierra pobre, suplicante de agua y vida. Allí fue Vicente Ferrer después de una primera experiencia en Mumbai donde enseñaba a los campesinos las herramientas básicas de la subsistencia. Parece que eso no gustaba demasiado a las autoridades en aquel momento así que se decidió a ir a Anantapur. Por aquellas tierras actúa la Fundación Vicente Ferrer que en 40 años ha logrado paliar la miseria de los más necesitados. Nació Vicente el 9 de abril de 1920 en Barcelona y pronto sintió la llamada espiritual y vistió el hábito jesuita que luego dejaría porque era especial y no le gustaba demasiado la sujeción a las normas. Su única norma, en ese sentido, era la ayuda a los demás y eso es la verdadera espiritualidad. Por eso Vicente no podía pasar desapercibido. Hizo mucho y lo hizo bien. Vicente se casó con Anna Ferrer y tuvieron tres hijos. En 1969 comenzó un proyecto de vida, ayudando a los descastados y a los desesperados con el objetivo de sacar al mayor número de personas de la pobreza: salvó a 2,5 millones de personas en esos años. Su labor, hoy en día, la continúa su hijo Moncho.
Cuenta Paul Collier que “el desafío del desarrollo consistió en el enfrentamiento entre un mundo rico de mil millones de personas y otro pobre de cinco mil millones: un auténtico club de la miseria convive con el siglo XXI, pero su realidad es la del siglo XIV; esto es, guerras civiles, epidemias e ignorancia”(The Bottom Billion,2007).
Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) más de 5 millones de niños mueren anualmente de hambre en el mundo. La OIT (Organización mundial del trabajo) afirma que más de 1400 millones de trabajadores ganan menos de dos dólares al día, el hambre real, el sufrimiento verdadero afecta a 850 millones de personas en todo el mundo. La UNICEF (Fondo de la ONU para la infancia) relata que más de 1000 millones de niños carecen de servicios básicos para su desarrollo. La esperanza de vida en el tercer Mundo es de 30 años. Como bien ha señalado Jeffrey Sachs, los Objetivos del Milenio han supuesto un avance: las Naciones Unidas se han propuesto para 2015 progresar en el desarrollo humano. Pero eso no es suficiente. Nosotros pensamos que cualquier propuesta de política económica que se haga en el primer mundo debe dar o proponer alternativas a la pobreza y a la exclusión social en todo el mundo. La pobreza es un fenómeno complejo y que incluye una multitud de factores, pero cuando se habla de pobreza en el Tercer mundo se hace referencia a la lucha por la supervivencia.
Para Coates, del día de hoy al 2025 habrá importantes innovaciones tecnológicas en muchos campos de investigación como la genética, la energía, los nuevos materiales, el cerebro humano, etc. Pero nos preguntamos si se ha avanzado realmente en uno de los problemas capitales de la humanidad como es la forma de paliar la pobreza.
Y sí creemos que es posible. En ese sentido tiene mucho valor la figura de Vicente Ferrer. El 19 de mayo de 2009 falleció un español universal. Un santo en vida, un ejemplo para todos lo que tengan corazón y crean que la pobreza no se arregla sólo con crecimiento económico: son necesarias unas grandes dosis de voluntad y otras no menores de pasión y alegría. Eso es lo que hizo Vicente: pasar por la vida haciendo el bien.

© José A. Martinez y José L. Calvo

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