jueves, 14 de mayo de 2009

La no desgravación de 2011 o cómo hablar sin haber revisado los números suficientemente

La victoria en la guerra no es repetitiva, sino que adapta su forma continuamente

En el debate del Estado de la nación del día 12 de mayo de 2009 el Presidente Zapatero planteó una medida arriesgada: se trata de que a partir de 2011 desaparezca la desgravación por la compra de vivienda para aquellas rentas superiores a 24.000 euros anuales. Esta medida es, a nuestro juicio, un propuesta poco meditada porque hay al menos dos preguntas que no han sido respondidas por la intervención del Sr. Zapatero: ¿está el Presidente realmente convencido de que con ella en menos de dos años se va a absorber el excedente de viviendas de nuestro país?; la segunda es de mucha más profundidad, porque afecta a esa política social de la que tanto ha hecho gala: ¿está seguro el gobierno que una unidad familiar con unos ingresos brutos de 24.000 euros es rica? En los siguientes apartados justificamos nuestra discrepancia.

Primero. La realidad del parque inmobiliario.
Existe en la actualidad en España un parque de viviendas a la venta próximo al millón. No parece sensato pensar que con la actual atonía del mercado inmobiliario, con una economía con crecimiento cero, con más de cuatro millones de parados y la gran mayoría de las economías domésticas tocadas por la crisis, la amenaza de no poder acceder a una desgravación fiscal futurible vaya a reactivar la demanda. De hecho puede producir un efecto contrario, ya que aquellos especuladores que están jugando a la baja en el mercado esperando que los precios de los bienes inmuebles caigan todavía más, van a seguir esperando a una caída adicional que a buen seguro se producirá a partir de 2011. En esa fecha fatídica los consumidores descontarán del precio que estaban dispuestos a pagar la desgravación que deberían haber obtenido, y, en consecuencia, limitarán más aún su capacidad de endeudamiento y solo estarán dispuestos a pagar los precios que incorporen ese descuento adicional.

Segundo. Contradicciones de la improvisación
El límite que se ha impuesto para eliminar la desgravación es muy discutible. Preguntamos nuevamente: ¿qué asesor del Presidente le ha dicho que una unidad familiar con 24.000 euros anuales es rica? Desde luego no uno que conozca los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE.
Aunque tengamos que romper nuestra tradición, debemos en este caso introducir algunos conceptos técnicos. En los estudios de distribución de la renta, y, en concreto, en los análisis de pobreza, se emplea habitualmente el concepto de Renta por Unidad de Consumo Equivalente (RUCE), que viene a ser una especie de renta neta de cada miembro de la unidad familiar. Para calcularla se coge la renta neta de la familia y se divide en función de los miembros teniendo en cuenta que existen escalas de equivalencia; es decir, que no todos gastan lo mismo y que de hecho hay gastos que por ser comunes producen economías de escala en su consumo. Las escalas de equivalencia más empleadas son las de la OCDE corregidas, que asignan el valor 1 al primer miembro del hogar, 0,7 al segundo adulto y 0,5 a cada uno de los miembros menores de 16 años. A partir de aquí se calcula la RUCE y se establece la línea de la pobreza como el 60% de la mediana.
Salvado el escollo teórico volvamos a la práctica. Según la ECV de 2007 la RUCE se situaba en España en los 14.700 euros anuales, alquiler imputado de la vivienda incluido, por lo que la línea de la pobreza estaba en los 8.834 euros. Cojamos ahora un ejemplo de la propuesta del Sr. Zapatero. Supongamos una familia de cuatro miembros, padre, madre y dos hijos menores, con unos ingresos de 24.000 euros anuales. Aplicando la escala de la OCDE (2,7) nos encontramos con que la RUCE de cada miembro de esa familia es de 889 euros, escasamente por encima de la línea de la pobreza. Y eso que hemos utilizado los ingresos brutos y no los netos, ya que si hubiésemos empleado estos últimos la familia caería dentro del colectivo de pobres.
Es decir, que nadie puede defender que una familia compuesta por personas que apenas superan la línea de la pobreza es lo suficientemente rica como para eliminarla del grupo con derecho a desgravación. Por el contrario, un individuo que vive solo y tiene unos ingresos de 23.900 euros (y en consecuencia una RUCE de 23.900) sí tiene derecho a desgravar en sus impuestos la futura hipoteca de la casa que se compre. Estas medidas hay que pensarlas mucho antes de tomarlas porque si no incurriremos en contradicciones estratégicas de política económica.

Tercero. La economía es sencilla pero no simple.
Queremos dejar constancia de que estamos a favor de que exista una relación inversa entre las deducciones fiscales por la compra de vivienda y los ingresos de las familias, de forma que desgraven menos quienes más rentas obtienen. Pero antes de hacer una propuesta concreta hay que tomar en cuenta muchos aspectos.
De todas formas, estamos prácticamente seguros de que esta medida no se llevará a efecto. Dos consideraciones avalan este supuesto: en 2011 estaremos a menos de un año de las nuevas elecciones, y no creemos que se aplique una medida tan impopular entre las clases medias; y en segundo lugar que ni siquiera estamos hablando de clases medias, sino de familias que están rozando la línea de la pobreza.

Conclusión

Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su novela El gatopardo ponía en boca de Fabricio Corbera, príncipe de Salina, la siguiente máxima: "Si queremos que todo siga como está, algo debe cambiar".O lo que es lo mismo: si algo funciona no lo cambies. Porque o hablamos de una revisión profunda, justa, equitativa y con sentido del IRPF, o mejor no tocarlo.

©Martínez y Calvo

1 comentario:

Fco. Jesús dijo...

No creen ustedes también que hasta ahora quienes realmente se han aprovechado de las deducciones fiscales de la vivienda son los promotores; los cuales han elevado los precios, cuanto menos, en esa cuantía deducible.
Y, por otro lado, hasta que punto es efectivo, y equitativo, con otros sectores de actividad, las deducciones fiscales. Acaso no prodrían establecerse deducciones por la adquisición de leche de vaca (aunque es un ejemplo absurdo, da una idea de lo que quiero expresar).