lunes, 15 de septiembre de 2008

A vueltas con las financiación autonómica. Una sencilla propuesta federalista

Si actúas de forma consecuente para entrenar a tus hombres, ellos te obedecerán. Si actúas de forma inconsecuente para entrenarlos, no te obedecerán. Aquel que actúa de forma consecuente se halla en sintonía con la tropa.
En las últimas semanas se ha reabierto el debate sobre la financiación autonómica. Nada nuevo si no fuera porque en esta ocasión quienes amenazan al gobierno con ponerle las cosas difíciles son aquellas autonomías en las que gobiernan sus ‘hermanos’ de federación, fundamentalmente catalanes y gallegos. Pero ¿qué modelo tenemos ahora?, ¿cuál es la nueva propuesta? y ¿qué modelo debería ser utilizado a nuestro juicio? Trataremos de responder a estas preguntas con un sencillo ejemplo.
En la actualidad España es una familia que tiene una madre, la Administración Central regentada en alternancia por los dos grandes partidos, y 17 hijos (las autonomías) que trabajan y se ganan la vida (a través de los impuestos directos). El modelo lo podríamos catalogar de madre controladora o dominante, ya que la madre/estado recoge el sueldo de todos sus hijos y lo distribuye entre ellos en función de su criterio. Es un criterio eminentemente comunista: de cada uno según sus posibilidades, a cada uno según sus necesidades (que determina, eso sí, el partido en el gobierno). Evidentemente esto supone un alto grado de arbitrariedad.
Arbitrariedad en la recolección de los ingresos, ya que el trato no el mismo para todos: Patxi se queda con lo que ingresa y da solo una parte, el cupo, a la madre; Fermín siempre tuvo un trato diferencial, incluso cuando vivía el abuelo Francisco; y al resto poco a poco ha ido cediéndole parte de sus ingresos, si bien todavía controla un porcentaje elevado.
Pero donde se demuestra más la arbitrariedad es en el reparto: Rocío, Guadalupe, Suso y Caco tienen un trato preferencial, probablemente porque son un semillero de votos que hay que cuidar especialmente y de los que depende la elección del partido que ejerce de madre; Marcos se da por perdido, porque con su edad no es probable que cambie de opinión ni dándole más dinero; de Jordi siempre se ha desconfiado y a Isidro le han cortado el grifo estos últimos años por rebelde y castizo.
Ante esta situación algunos hijos se han rebelado y han pedido un cambio de modelo. Jordi ha exigido ser tratado como Patxi, y la actual madre, en una de esas promesas que luego es incapaz de cumplir, le dijo que sí. Pero ¿es sensato lo que piden los catalanes? Desde nuestra perspectiva sí y no.
Comencemos por el sí. La propuesta catalana sería plenamente asumible si se aplicase a todas las CC.AA. Es, en definitiva, un modelo federal al que podríamos denominar de madre administradora. En él cada Comunidad se haría responsable de sus ingresos (impuestos directos) y gastos (transferencias), aportando un porcentaje para los gastos comunes y para ayudar a aquellos hermanos que están en peor situación. Esto reduciría significativamente la arbitrariedad, que no existiría en los ingresos y que sería mucho más controlable en los gastos. Pero además introduciría disciplina en estos últimos en algunos hijos que llevan años ‘tirando de largo’ apoyados por la madre/estado para gastar mucho más de lo que ingresan.
Nuestro rechazo a la propuesta catalana viene por su demanda de ‘asimetría’. Es decir, que se me deje a mí mantener mis ingresos pero que los demás contribuyan al fondo común como hasta ahora. A esta propuesta se le puede aplicar el dicho español de ‘lo mío mío y lo de los demás a medias”, y suena demasiado a un intento de aprovechar ese fondo común para saldar la deuda que el actual gobierno contrajo con Catalunya en las pasadas elecciones. Ello a costa de las demás CC.AA. que aportan mucho más de lo que gastan (sobre todo Madrid y la Comunidad Valenciana que, por azares del destino, están gobernadas por la oposición) y permitiendo que Rocío, Guadalupe, Suso y Caco se sigan llevando la ‘parte del león’ de los ingresos comunes.
Nuestra propuesta en este caso es clara: España está hoy madura para un modelo federal, cuando menos en lo económico, que permita a todas las CC.AA. manejar sus ingresos y gastos. Y luego, obviamente, un fondo para los gastos comunes y para ayudar a quien lo necesita. Pero también es importante que aquél da la ayuda sepa lo que se está haciendo con su dinero, y que quien la recibe sea también consciente de que parte de lo que está gastando se lo debe a sus hermanos. Solidaridad sí, pero también responsabilidad e igualdad de trato.

No hay comentarios: