miércoles, 18 de junio de 2008

Desaceleración o crisis. ¿Son galgos o podencos?

Y así es como de tres maneras el soberano acarrea la adversidad al ejército: …No conocer los asuntos internos de los tres ejércitos y, sin embargo, controlar el gobierno de los tres ejércitos
Si no fuera por las tragedias personales que lleva implícita, la actual discusión para calificar la grave situación que atraviesa nuestra economía podría calificarse de patética. Desaceleración acelerada o crisis, galgos o podencos en la fábula de Samaniego, lo que es evidente es que la economía española se enfrenta a un período en el que el ajuste en el empleo puede llegar a ser muy importante.
Dos hechos económicos para situarnos en la discusión: primero, es irrelevante el término. Desaceleración es un eufemismo para crisis. Lo real es que en España tasas de crecimiento inferiores al 2,5% del PIB generan paro; segundo, técnicamente se produce una recesión cuando por dos trimestres consecutivos la tasa de crecimiento del PIB es igual o inferior al 0%. Esperemos que el Sr. Solbes no tenga nunca que hablar de recesión, porque supondría, en una estimación optimista, alrededor de un millón de nuevos parados.
Ante estos datos dos preguntas: ¿lo está haciendo bien el Gobierno?, ¿es correcta la actitud del PP? La respuesta a ambas preguntas es, a nuestro juicio, negativa.
Empecemos por el PP. Muy señores nuestros, ya está bien de meter el miedo en el cuerpo a la gente. Esa estrategia no les funcionó en el pasado y no va a funcionar. Como decía un amigo nuestro ‘soluciones y no consejos’. Aporten ideas, busquen un consenso real con el Gobierno para dinamizar la economía española. El PP recuerda a aquellos dos personajes de los ‘Teleñecos’ que desde una platea no paraban de criticarlo todo. Dejen de criticar y arrimen de verdad el hombro.
¿Y Solbes? A nosotros nos recuerda otro personaje: Don Tancredo. Intenta por todos los medios que la vaquilla no le embista permaneciendo quieto, sin hacer nada, negando la mayor. Su presencia no solo no aporta confianza a los mercados sino todo lo contrario.
Creemos que ha llegado el momento de que la dirección de la economía española la coja alguien más dinámico y heterodoxo. Alguien que transmita mayor seguridad a los mercados por su actitud y conocimientos, incluso por su imagen. Y el Gobierno no tiene que ir muy lejos para encontrarlo: está en sus propias filas.
Al final, galgos o podencos es lo mismo. Lo importante es evitar la discusión estéril y afrontar la realidad: la situación es grave y hay que poner las medidas necesarias y buscar las personas que puedan llevarlas a cabo. Y todos, gobierno, oposición, sindicatos, empresarios y público en general debemos arrimar el hombro.

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