No somos antisistema. El sistema está contra nosotros
En el corazón de la mayor crisis desde 1929 surge un movimiento que asombra y plantea dudas a mucha gente, pero que puede dar origen a una auténtica revolución. Aparece en un país europeo con problemas de todo tipo, en un país que sufre, en dificultades. Y surge desde abajo, desde la calle, desde la propia gente y de forma pacífica. Por eso compartimos el espíritu del movimiento 15-M con el Profesor José Luis Sampedro que ha prologado esa obra mágica llamada “¡Indignaos!” de Stéphane Hessel: "¡INDIGNAOS!, sin violencia. Hessel nos incita a la insurrección pacífica evocando figuras como Mandela o Martin Luther King. Yo añadiría el ejemplo de Gandhi, asesinado precisamente en 1948, año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de cuya redacción fue partícipe el propio Hessel. Como cantara Raimon contra la dictadura: Digamos NO. Negaos. Actuad. Para empezar, ¡INDIGNAOS!"
La forma en que hemos considerado que podemos expresar nuestro apoyo consiste en comentar brevemente, al menos mientras tal movimiento dure, algunos de los eslóganes que nos han parecido que tienen más trascendencia socioeconómica. Insistimos, solamente en algunos artículos sustituimos las recomendaciones del general por las de estos jóvenes, que, esperamos, den origen a un nuevo Sun Tzu.
El sistema (capitalista español) está en contra de los jóvenes más preparados de nuestra historia. Algunos de los motivos en que basamos esta afirmación son los siguientes: la existencia de un mercado de trabajo dual donde solo tienen acceso a trabajos mal pagados y eventuales; un sistema productivo basado en la especulación inmobiliaria y financiera que no tiene en cuenta su cualificación y que de hecho ha generado una pirámide salarial invertida; un sistema educativo alejado de la realidad y que les da una formación que no les capacita para encontrar empleo y, por último aunque no menos importante sino más bien todo lo contrario, un sistema político caduco, con profesionales de la política que se dedican a pelearse entre ellos en lugar de aportar soluciones, y unos sindicatos que solo representan a sus afiliados.
No decimos nada nuevo si afirmamos que el mercado laboral español divide a los trabajadores en dos grandes grupos: los que tienen empleo estable y bien remunerado, cuya situación de privilegio es defendida a ultranza por los sindicatos –que hace ya tiempo olvidaron su calificativo de clase-; y el resto, jóvenes en su mayoría con empleos eventuales, mal pagados y sin ninguna relación con su cualificación. Así, hemos oído en la Puerta del Sol de Madrid a licenciados con un máster que trabajan a tiempo parcial en una empresa de comida rápida. E incluso esos deben dar gracias, ya que la tasa de paro entre estos jóvenes alcanza al 40 por ciento.
A esto hay que sumar que el modelo especulativo basado en la burbuja inmobiliaria dio origen a una pirámide salarial invertida, de forma que se cobraba más a menor grado de cualificación. Dicho en castellano puro y duro, cobraba –antes de la crisis- el triple un peón de albañil que un doctor del CSIC. ¿Y se extrañan del abandono escolar y la escasez de investigación? ¿Dónde están los incentivos?
No podemos ser indiferentes a esto. Federico Mayor Zaragoza ha reflexionado sobre este tema: "Si hay una persona con autoridad moral para hacer estas reflexiones y ser escuchado es Stéphane Hessel, liberado de los campos de concentración de Duchenwal y único co-redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que vive, lúcido, que nos llama, por el apremio de los años y las circunstancias actuales, a la “insurrección pacífica”. “La indiferencia, advierte, es la peor de las actitudes”. TODOS debemos reaccionar.
Los problemas vitales de nuestros jóvenes se suman a los laborales. Con un sistema financiero dedicado a la especulación salvaje, sin posibilidad de financiación ni para la creación de empresas ni para la compra de una vivienda, es imposible independizarse y tener una vida propia. Como dice el profesor Sampedro: el poder existente, el poder económico domina los medios de comunicación, la gente no piensa por sí misma, está mediatizada, la opinión pública no es el resultado del pensamiento reflexivo de la gente: el sistema financiero (capitalista) está corrompido y es injusto en sí mismo.
Y de la clase política mejor ni hablar. Tan solo señalar que están dejando un hueco cada vez mayor para movimientos populistas –entre los que el fascismo se puede esconder sin problemas, como estamos viendo en el norte de Europa e incluso en Cataluña-. Esperemos no tener que arrepentirnos de haberse fiado de personas con tan escaso nivel intelectual. En este caso compartimos la propuesta del 15M: si para el escalón más bajo de la función pública es preciso pasar un examen de capacidad ¿por qué no para político? ¿Cómo es posible que rijan los destinos del país –en ambos lados del espectro- personas cuya actividad laboral ha sido nula y cuyo curriculum solo ostenta dos palabras: político profesional?
Es cierto lo que afirma el movimiento 15-M: ellos no son antisistema, es el sistema el que les ha abandonado a su suerte para, en cambio, concentrar sus ayudas –y nuestro dinero- en banqueros, especuladores y políticos incapaces y corruptos.
Concluimos con esta cita de Ignacio Ramonet:"un breve panfleto político de 30 páginas, devenido -en la Francia popular sublevada contra la regresión social-, un excepcional éxito editorial y un fenómeno social. Gracias al boca a boca y, sobre todo, a las nuevas redes sociales, el texto, ninguneado al principio por los medios de información dominantes, ha conseguido franquear las censuras y llenar de esperanza miles de corazones (…) Su título: una consigna, ¡Indignaos!". Indignémos y agrupémosnos todos en este movimiento de lucha y esperanza.
© José L. Calvo y José A. Martínez, 2011.
En el corazón de la mayor crisis desde 1929 surge un movimiento que asombra y plantea dudas a mucha gente, pero que puede dar origen a una auténtica revolución. Aparece en un país europeo con problemas de todo tipo, en un país que sufre, en dificultades. Y surge desde abajo, desde la calle, desde la propia gente y de forma pacífica. Por eso compartimos el espíritu del movimiento 15-M con el Profesor José Luis Sampedro que ha prologado esa obra mágica llamada “¡Indignaos!” de Stéphane Hessel: "¡INDIGNAOS!, sin violencia. Hessel nos incita a la insurrección pacífica evocando figuras como Mandela o Martin Luther King. Yo añadiría el ejemplo de Gandhi, asesinado precisamente en 1948, año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de cuya redacción fue partícipe el propio Hessel. Como cantara Raimon contra la dictadura: Digamos NO. Negaos. Actuad. Para empezar, ¡INDIGNAOS!"
La forma en que hemos considerado que podemos expresar nuestro apoyo consiste en comentar brevemente, al menos mientras tal movimiento dure, algunos de los eslóganes que nos han parecido que tienen más trascendencia socioeconómica. Insistimos, solamente en algunos artículos sustituimos las recomendaciones del general por las de estos jóvenes, que, esperamos, den origen a un nuevo Sun Tzu.
El sistema (capitalista español) está en contra de los jóvenes más preparados de nuestra historia. Algunos de los motivos en que basamos esta afirmación son los siguientes: la existencia de un mercado de trabajo dual donde solo tienen acceso a trabajos mal pagados y eventuales; un sistema productivo basado en la especulación inmobiliaria y financiera que no tiene en cuenta su cualificación y que de hecho ha generado una pirámide salarial invertida; un sistema educativo alejado de la realidad y que les da una formación que no les capacita para encontrar empleo y, por último aunque no menos importante sino más bien todo lo contrario, un sistema político caduco, con profesionales de la política que se dedican a pelearse entre ellos en lugar de aportar soluciones, y unos sindicatos que solo representan a sus afiliados.
No decimos nada nuevo si afirmamos que el mercado laboral español divide a los trabajadores en dos grandes grupos: los que tienen empleo estable y bien remunerado, cuya situación de privilegio es defendida a ultranza por los sindicatos –que hace ya tiempo olvidaron su calificativo de clase-; y el resto, jóvenes en su mayoría con empleos eventuales, mal pagados y sin ninguna relación con su cualificación. Así, hemos oído en la Puerta del Sol de Madrid a licenciados con un máster que trabajan a tiempo parcial en una empresa de comida rápida. E incluso esos deben dar gracias, ya que la tasa de paro entre estos jóvenes alcanza al 40 por ciento.
A esto hay que sumar que el modelo especulativo basado en la burbuja inmobiliaria dio origen a una pirámide salarial invertida, de forma que se cobraba más a menor grado de cualificación. Dicho en castellano puro y duro, cobraba –antes de la crisis- el triple un peón de albañil que un doctor del CSIC. ¿Y se extrañan del abandono escolar y la escasez de investigación? ¿Dónde están los incentivos?
No podemos ser indiferentes a esto. Federico Mayor Zaragoza ha reflexionado sobre este tema: "Si hay una persona con autoridad moral para hacer estas reflexiones y ser escuchado es Stéphane Hessel, liberado de los campos de concentración de Duchenwal y único co-redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que vive, lúcido, que nos llama, por el apremio de los años y las circunstancias actuales, a la “insurrección pacífica”. “La indiferencia, advierte, es la peor de las actitudes”. TODOS debemos reaccionar.
Los problemas vitales de nuestros jóvenes se suman a los laborales. Con un sistema financiero dedicado a la especulación salvaje, sin posibilidad de financiación ni para la creación de empresas ni para la compra de una vivienda, es imposible independizarse y tener una vida propia. Como dice el profesor Sampedro: el poder existente, el poder económico domina los medios de comunicación, la gente no piensa por sí misma, está mediatizada, la opinión pública no es el resultado del pensamiento reflexivo de la gente: el sistema financiero (capitalista) está corrompido y es injusto en sí mismo.
Y de la clase política mejor ni hablar. Tan solo señalar que están dejando un hueco cada vez mayor para movimientos populistas –entre los que el fascismo se puede esconder sin problemas, como estamos viendo en el norte de Europa e incluso en Cataluña-. Esperemos no tener que arrepentirnos de haberse fiado de personas con tan escaso nivel intelectual. En este caso compartimos la propuesta del 15M: si para el escalón más bajo de la función pública es preciso pasar un examen de capacidad ¿por qué no para político? ¿Cómo es posible que rijan los destinos del país –en ambos lados del espectro- personas cuya actividad laboral ha sido nula y cuyo curriculum solo ostenta dos palabras: político profesional?
Es cierto lo que afirma el movimiento 15-M: ellos no son antisistema, es el sistema el que les ha abandonado a su suerte para, en cambio, concentrar sus ayudas –y nuestro dinero- en banqueros, especuladores y políticos incapaces y corruptos.
Concluimos con esta cita de Ignacio Ramonet:"un breve panfleto político de 30 páginas, devenido -en la Francia popular sublevada contra la regresión social-, un excepcional éxito editorial y un fenómeno social. Gracias al boca a boca y, sobre todo, a las nuevas redes sociales, el texto, ninguneado al principio por los medios de información dominantes, ha conseguido franquear las censuras y llenar de esperanza miles de corazones (…) Su título: una consigna, ¡Indignaos!". Indignémos y agrupémosnos todos en este movimiento de lucha y esperanza.
© José L. Calvo y José A. Martínez, 2011.