Ahora bien, haz tus cálculos antes de la batalla, porque vencerá quien los haga más completos. El que no haga sus cálculos antes de la batalla, no logrará la victoria
En el día de ayer el gobierno español aprobó el mayor recorte de la historia de nuestra democracia, con unas medidas que se centran en la subida del IVA, la reducción del salario de los empleados públicos y la ampliación de su jornada laboral.
Veamos en detalle algunas cosas que cualquier economista sabe, salvo un catedrático de Hacienda Pública y sus asesores. En primer lugar, que la subida de un tipo impositivo no guarda una relación directa con la recaudación. La subida del IVA va a provocar dos efectos: incrementar la economía sumergida –reducción de la recaudación por efecto inmersión- y disminuir el consumo -en este último caso todo depende de la elasticidad de la demanda de los productos cuyo tipo aumenta. Si la demanda es elástica se reduce adicionalmente la recaudación-.
Y eso por no hablar de la justificación dada para aumentar el impuesto: como hay mucho fraude los pocos que pagan deben pagar más. Y mientras, a los defraudadores se les da una amnistía, es decir, se fomenta que sigan defraudando. En Teoría económica el supuesto base es el consumidor racional; en política económica debe ser el político irracional.
En segundo lugar, la eliminación de la paga de navidad de los empleados públicos, -demonizados por el gobierno, acusados de ser los causantes de la crisis como si sus inversiones fastuosas y su connivencia con unos banqueros irresponsables no tuvieran nada que ver-. La reducción de un 5,7% del salario de los empleados públicos va a dar como resultado una mayor contracción de la demanda, agravando la recesión. Y aquellos que ahora aplauden la medida –los mismos que hace pocos años no se levantaban de la cama por el sueldo que cobrábamos- en un breve plazo verán sus efectos cuando los funcionarios no entren en su bar, ni cojan su taxi, ni compren su ropa… Contracción de la demanda igual a más paro, más gasto en cobertura del desempleo y menos ingresos y necesidad de nuevos ajustes.
Finalmente, el aumento de la jornada laboral de los empleados públicos es otra de las preguntas que suspendería el ministro de Hacienda si debiera volver a concursar a su plaza de catedrático. ¿Quién le ha dicho que la productividad está ligada al número de horas sentado a la silla? Hace ya muchos años que la organización de empresas demostró que el trabajo por objetivos, la corresponsabilidad, la participación en las decisiones, etc. son elementos mucho más eficaces para aumentar la productividad que el tener al empleado más horas en la oficina.
Pero lo peor de todo esto es que las medidas tomadas ayer son un sacrificio estéril, que va a agravar la recesión y que no sirve para calmar los mercados. Hoy la prima de riesgo sigue subiendo (574) y el IBEX35 se deja más de un 1 por ciento. Es decir, que el gobierno de D. Mariano ha generado un sufrimiento inútil, ya que el problema que tiene nuestro país es de credibilidad, de credibilidad de su gobierno y de toda Europa.
Veamos en detalle algunas cosas que cualquier economista sabe, salvo un catedrático de Hacienda Pública y sus asesores. En primer lugar, que la subida de un tipo impositivo no guarda una relación directa con la recaudación. La subida del IVA va a provocar dos efectos: incrementar la economía sumergida –reducción de la recaudación por efecto inmersión- y disminuir el consumo -en este último caso todo depende de la elasticidad de la demanda de los productos cuyo tipo aumenta. Si la demanda es elástica se reduce adicionalmente la recaudación-.
Y eso por no hablar de la justificación dada para aumentar el impuesto: como hay mucho fraude los pocos que pagan deben pagar más. Y mientras, a los defraudadores se les da una amnistía, es decir, se fomenta que sigan defraudando. En Teoría económica el supuesto base es el consumidor racional; en política económica debe ser el político irracional.
En segundo lugar, la eliminación de la paga de navidad de los empleados públicos, -demonizados por el gobierno, acusados de ser los causantes de la crisis como si sus inversiones fastuosas y su connivencia con unos banqueros irresponsables no tuvieran nada que ver-. La reducción de un 5,7% del salario de los empleados públicos va a dar como resultado una mayor contracción de la demanda, agravando la recesión. Y aquellos que ahora aplauden la medida –los mismos que hace pocos años no se levantaban de la cama por el sueldo que cobrábamos- en un breve plazo verán sus efectos cuando los funcionarios no entren en su bar, ni cojan su taxi, ni compren su ropa… Contracción de la demanda igual a más paro, más gasto en cobertura del desempleo y menos ingresos y necesidad de nuevos ajustes.
Finalmente, el aumento de la jornada laboral de los empleados públicos es otra de las preguntas que suspendería el ministro de Hacienda si debiera volver a concursar a su plaza de catedrático. ¿Quién le ha dicho que la productividad está ligada al número de horas sentado a la silla? Hace ya muchos años que la organización de empresas demostró que el trabajo por objetivos, la corresponsabilidad, la participación en las decisiones, etc. son elementos mucho más eficaces para aumentar la productividad que el tener al empleado más horas en la oficina.
Pero lo peor de todo esto es que las medidas tomadas ayer son un sacrificio estéril, que va a agravar la recesión y que no sirve para calmar los mercados. Hoy la prima de riesgo sigue subiendo (574) y el IBEX35 se deja más de un 1 por ciento. Es decir, que el gobierno de D. Mariano ha generado un sufrimiento inútil, ya que el problema que tiene nuestro país es de credibilidad, de credibilidad de su gobierno y de toda Europa.
Un último comentario. En 1923 la población alemana se moría de hambre en un período de hiperinflación causado por las reparaciones de guerra impuestas por los vencedores de la Primera Guerra Mundial. Diez años después Hitler llegó al poder. Hoy el sur de Europa se encuentra cada vez más cerca de la situación alemana de 1923. Hagan ustedes la regla de tres. Yo solo aviso.
© José L. Calvo